Esta es una pequeña recopilación de dos obras del poeta hondureño Heber Sorto, "Canto nuestro" y "Arte poética", dos de sus poemarios.
Nació en la ciudad de Olanchito el 5 de mayo de 1973. Y aunque ha publicado uno que otro poema en los diarios de San Pedro Sula y Tegucigalpa, es un escritor desconocido, singularmente joven y con inocultables melancolías municipales.
Olanchito, igual que Yoro, dos municipios con lo que se identifica el poeta, se localizan en la franja intermedia de la costa norte y la región centro – oriental de Honduras. Por eso Heber E. Sorto es un poeta del interior, con asideor histórico, que viene a transmitirnos por medio de sus versos la savia de “sus raíces auténticas”.
Como siempre les ocurre a casi todos los autores de poesía, desde muy joven comenzó a escribir. Pero el oficio con su margen de rigor es de reciente data, lo que se deduce de la fase expreimental en que se hallan versos primigenios.
Heber E. Sorto – es de suponerlo-, ha bebido en los manantiales de Pablo Neruda, Roque Dalton, José Luis Quesada, Livio Ramírez y Roberto Sosa. Pero más al fondo de estos poetas familiares, se perciben los perfiles del novelista checo Franz Kafka. Curiosamente algunos de los rasgos fisonómicos del poeta Heber E. Sorto, su timidez, su actitud introspectiva, determinados giros poemáticos, hacen pensar en Kafka.
Los poemas de este autor son sin duda la amalgama de su cotidianidad familiar, de sus patios ancestrales, sus angustias permanentes y deseos apremiantes. Pero con todo, se sofrena, y logra con su pluma destilar unos versos suavecitos, muy tiernos, sencillos y descalzos, en suma dolorosos.
Tierna y dolorosa es su poesía. Sin excluir los momentos en que el joven se inclina ante el dolor de la “Madre Patria”.
Pero quizás sus poemas más sentidos, más sentidos, más logrados, sean “Canto nuestro” y “Viaje a la capital”, donde el autor perfila sus conocimientos y angustias. Luego, estarían los poemas “Espejos de la rosa” y “Nostalgia de una infancia trascendente”. El cómplice lector podrá apreciar y enriquecer estas observaciones previas.
SEGISFREDO INFANTE
Tegucigalpa, MDC, 3 de mayo de 1994
CANTO NUESTRO
Búsqueda infinita - Heber E. SortoAún lo recuerdo,
algo no puede volver
y me he quedado solo
en el linaje del día.
Junto a las tristes preceas
de los beodos, te busco;
cas fluida,
casi fugaz,
apenas nacida,
con tus manos como enjambres de besos.
Tus pisadas son leves,
desconozco las piedras del sendero
con tus ojos,
pero busco, tu desdén,
tu voz que no escucho,
tu beso en la frente,
tu vals,
tu sonrisa.
Canto nuestro - Heber E. SortoDejemos para otros los volcanes
de sabiduría,
nosotros somos distintos:
Una paciencia nos asiste.
La vida la entendemos simplemente.
La lluvia tardía y los frutos que caen
en el solar ajeno
sabemos que nos son nuestros.
Vivimos rodeados de incontables espejismo
pero conocemos dónde encontrarnos
aferrados a la realidad.
No somos aves que sacan ojos en vez de peces,
no somos los frutos oscuros de esta tierra,
entre nosotros está el amor,
nada puede perdernos,
nada.
Días nublados - Heber E. SortoCada vez que el impulso de la brisa
como una mano débil
sacude las ventanas,
en el fondo de las miradas queda una penumbra,
el sueño de los quietos viajeros
torna las tardes en los lugares tristes,
por un portillo destruido
pasa la ciudad
y la deidad es una soñolienta bufanda.
Cuando la hora es regazo
e inmóvil se ha quedado en lo más hondo del alma:
Amanece en vísperas de la gran travesía
y se quedan los sueños
y crece la presencia de los abrigos rotos,
el mar nos nace de frente,
nos consta.
Espejo de la rosa - Heber E. Sorto
En vano tendemos las resdes
contra los ojos del cuervo
sin embargo
el mismo a su sangre pone acecho
y tiende lazos a todas sus pertenencias.
Son los últimos días del verano,
todo mundo se queja y se desgasta a su manera,
los retratos se vuelven desatentos
pero también insisten
a la hora de las deducciones
entonces,
algo de nosostros sale y exclama:
En una nación ociosa
la depresión es reina y ahoga,
el amor no cubre todas las faltas,
la mínima herida es mortal,
no hay remedio para las quebraduras hechas,
pero los hombres que conservan
el paladar del agua,
los que son como la lluvia que golpea y golpea
desde el espejo de su propia existencia,
aún comprenden el espejo de la rosa.
Oficio - Heber E. Sorto
Ahora paso recogiendo sonrisas,
cantando como el agua,
juntando páginas en mi mesa.
Me he fugado también
de donde siempre quise estar,
permanezco lejos del amor propio,
lejos de lo divino
hasta en mi más ínfimo recuerdo.
Ahora converjo en la idea
de los hombres que aman,
poseo un templo sencillo donde imagino la vida,
un lugar sencillo
donde me levanto y me descubro
debajo de los diamantes
junto a otros hombres con los que parezco;
pero mi tierra firme es ésta,
mi lar es éste,
este es el cáliz que necesito
Poesía - Heber E. SortoEntonces
cuando se levantaron
los amos
de las casas paternas
y se expandieron
por todo el mundo;
para que la seguridad
de los países
que aún estaban
establecidos
en sus raíces aunténticas
no terminara
de envilecerse;
el hombre inventó la poesía.
Poeta - Heber E. Sorto
En el centro de la plaza, la rota
cabeza del poeta es una fuente.
Octavio Paz
Eras mayo sin dientes,
sin amigos,
y con una sombrilla para cubrirte de los animales.
Eras la primavera con raíces alcohólicas.
El olor de una camisa de tu padre no era suficiente.
Mínimo y circunstancial, llegaste aquí con los ojos
/enfermos.
Spiderwoman history - Heber E. SortoEn esta banqueta dejó el verano
y, sobre los eucaliptos, las nubes.
Aquella mujer introdujo su cuerpo en el traje
de araña, olvidó las estatuas,
las escaleras del kiosko y se dijo adiós
a sí misma.
(El aire es potable y tiene olor a inmundicia).
Se cansó de escribirlo en aquel parque.
Hoy camina por paredes, lleva máscara;
pero la belleza todavía le ocurre.
Mujer o palabras - Heber E. SortoCierras la arena y el desierto no se sale de su cauce;
es cierto, las palabras sobreviven la distancia,
las palabras miran caer las hojas del cuaderno,
las palabras, aún sin la cabeza rota,
confunden los actos,
pero se limitan a veces;
voy a dibujar las miradas que dices,
voy a sacar tus manos de la estatua,
voy a detener lo que lanzo contra la página
para no olvidarme de tus ojos y tus manos.
De alguna manera, las palabras hacen que los
/destnos toquen fondo,
las palabras consienten que las estrellas
platiquen con las golondrinas,
pero no peuden, no pueden.
Mujer, tu transparencia no cabe en los espejos.
Tu cuerpo es una fuente iluminada.
Escuchas lo que ocurre como por tuberías:
La música es un pequeño fragmento en el secreto
/círculo de tu oído.
A veces, las palabras son hojas que regresan al árbol
para caer fuera del tiempo, rompen muros,
se vuelven libro sobre el polvo del estante,
siembran árboles en la soledad, salen a la ventana,
pero no pueden. No pueden...
Fábula de la dama que se quedó dormida - Heber E. SortoElla lloví descañza de los senos sobre el mundo.
Ella cantaba un río de pájaros.
Ella era un planeta con el cabello al viento.
Ella ponía el último átomo de luz sobre mi frente.
Por sus miradas, las palabras iban al acto.
A veces la vida pasó con zapatos extraños,
pero Ella siempre surgía con una sonrisa pequeña.
Ella venía hacia mí con estrellas del bosque.
Ella tenía un país propio en mi aliento;
aún puedo sentirla en mi contacto con el agua
porque Ella es la profundidad de todo árbol.
En la noche,
cuanod el cielo oculta todos sus pájaros,
Ella y yo estuvimos
como el agua que une las hojas en el arroyo.
Ella crecía en las miradas que interrogan a las olas.
Ella profetizaba bajjo un cielo angosto.
Ella era hermosa como los ojos que se alargan para
/saltar el horizonte.
Su corazón es hoy un molino de viento bajo de agua.
Caballo descalzo - Heber E. SortoEstoy sentado sobre el tiempo
y, sobre mí, un diluvio de miradas.
Tengo prisa por regresar a tu boca y a tu pelo,
quiero volver a tu nariz adolescente,
a tus nervios de agua
para salirme de este caballo descalzo.
Tener más amigos que el mar,
caminar en el instante que aún no llega,
tocar el límite y lo infinito a un mismo tiempo.
Pueden subir todas las hojas a la vida,
pero si no regreso a tu boca y a tu pelo,
nada es bueno.
Arte poética - Heber E. SortoConocer el fondo por insistencia, no por raíces.
Dirigir un ejército descalzo.
Matar una serpiente con un libro.
Perseguir los versos que huyen como océano
entre canastos de basura y papeles rotos.
Sacar a los pájaros del aire.
Abrir los ojos encima del cielo.
Sembrar una lámpara para que nazca luz...
Todo pasa, todo transcurre y aún
"no hay nada nuevo bajo del sol"